domingo, 23 de mayo de 2010

Ira Levin

La semilla del diablo.-
La semilla del Diablo narra la historia de Guy y Rosemary Woodhouse, un joven matrimonio que, gracias a un golpe de ¿suerte?, consigue mudarse a un piso en la vieja casa Bramford. Guy es todavía un actor de segunda fila, tan egocéntrico y seguro de su talento como se puede ser, mientras Rosemary es una joven ingenua, llegada poco tiempo atrás a Nueva York procedente de un pueblo pequeño y renunciando a las raíces profundamente católicas de su familia. Poco después de mudarse, Rosemary queda embarazada tras una noche extraña, y a medida que la gestación avanza se da cuenta de que cosas muy raras están pasando a su alrededor, sobretodo en lo que respecta a sus vecinos y su círculo de amigos, entre los que se incluye su ginecólogo...
A lo largo de la novela, Ira Levin desgrana la historia con un enorme acierto a la hora de contener la información, de sugerir en lugar de mostrar, de modo que la angustia aumenta página a página sin que en ningún momento se sepa del todo qué está pasando. Levin hace de la sutileza su mejor arma: uno siempre se queda con la sensación de que lo importante es lo que no le están contando a Rosemary... y, por extensión, a uno mismo. Hay algo tras el telón de las palabras, algo escondido en la maleza. El problema es que no se puede escrutar para ver qué hay, porque la raíz del asunto está dentro del propio cuerpo de la protagonista.


Los niños del Brasil
Noventa y cuatro hombres tienen que morir en las fechas señaladas y en un plazo de dos años y medio. Todos tienen 65 años.
Su muerte constituye el último paso de una operación a cuyo éxito tanto yo como la Organización hemos dedicado muchos años, un gran esfuerzo y buena parte de nuestra fortuna.
La esperanza y el destino de la raza aria dependen del resultado.``
Un solo hombre poseía la clave de lo que estaba ocurriendo, pero lo que afirmaba era que estaba loco. Y no lo estaba. Al contrario, él era el único que podía impedir que murieran 94 personas. Así comienza una desesperada carrera contra el tiempo, una lucha titánica contra una organización tan disciplinada y perfecta que asesina nada más que porque esas son las órdenes. Las víctimas tienen diversas nacionalidades y ocupaciones. Viven en distintos lugares y entre ellos parecería no haber nada en común. Sin embargo, están en una lista y comienzan a morir.
Cada asesinato acerca a la Organización a su meta. Con cada hombre que muere el terror está más próximo y hay menos tiempo. Hay una manera de vencer: ser más astuto que los miembros de la Kamaradenwerk....

Los niños del Brasil

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