No se debe ser ni demasiado audaz ni demasiado imaginativo cuando se anda entre cosas sobrenaturales. Eso lo olvidaron Larry, escritor de novelas de terror, su esposa Jean y los amigos de ambos Pete y Barbara cuando, visitando un pueblo abandonado, toparon debajo de una escalera con un cuerpo desnudo de mujer... que tenía una estaca clavada en el pecho.
¿Un caso de vampirismo, o un asesinato particularmente enfermizo? Las personas sensatas como Barbara y Jean pensarían que es mejor dejar las cosas como están. Solo los temerarios como Pete, o los que quieren hacerse los valientes, como Larry, meten las narices donde no les llaman y desencadenan horrores.
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