En los últimos años, la terapia regresiva se ha convertido en un revolucionario tratamiento que ayuda a las personas a sanar rápidamente sus problemas psicológicos y psicosomáticos. Inicialmente fue utilizada para rastrear en el inconsciente de pacientes sometidos a hipnosis las raíces de traumas, complejos y sentimientos diversos originados en la infancia, el momento del nacimiento o la época intrauterina, pero los recuerdos espontáneos de supuestas vidas pasadas, que experimenta buena parte de quienes se someten a esta técnica, han sido tomados por muchos como una evidencia de la reencarnación, tema que ha sido fuente de debates: ¿Hemos sido otros anteriormente, o experimentamos esos "recuerdos" por diferente causa? ¿Qué hay permanente en nosotros, de lo que realmente tengamos consciencia, que pueda sobrevivir más allá de la disolución de nuestro cuerpo, de nuestra personalidad y de nuestros yoes?
Es un hecho que cada uno siente en su interior un yo que sigue siendo prácticamente el mismo aunque pasen los años y el cuerpo físico se deteriore. Por ejemplo, del bebé que ayer fui, hoy no tengo casi nada: mis primeros dientes, uñas y cabello ya han desaparecido, pero yo sigo siendo yo. Aunque periódicamente se renueva la piel y la sangre que recorre mis venas, yo sigo aparentemente igual. Me reconozco desde la infancia hasta la vejez como uno mismo, aunque los gustos, creencias y manera de amar puedan haber variado, y aunque a mi cuerpo físico le hayan amputado miembros o le hayan colocado órganos de otras personas.
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